y vuelvo a pensar, a pensar y re-pensar. No me agoto, todo lo contrario a agotarse, pareciera que este estado me acomoda más, se le llame quizá; disfrutar las dolencias...
Estoy a pocos minutos de una cosa "importante", y sin embargo no dejo de pensar en esa dolencia que con toda la intención tiene nombre. Me gustaría que no estuviera conmigo en esto, pero es presencia. Estoy nerviosa, y a la vez todo mi cuerpo (y muy seguramente mi alma) carga una enorme ausencia, la ausencia de las palabras, de las cosa malas y las buenas, la ausencia de aquel mundo, aquel que en algún tiempo fue, que en algún espacio construimos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario