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por la ventana se escurre la luna, entra esquivando los obstáculos que sin querer le he puesto. La miro, la miro y pienso en no llorar, en no querer soltar ni una sola lágrima, en estos días he llevado mi cuerpo al limite, a ese extremo al que no bebiera llevarlo pero es inevitable, inevitable no soñar ,no ilusionarse. Eso no lo puedo hacer, aún soy esa niña boba que se la pasa de sueño en sueño. Y entonces miro esa belleza, la veo y hago de ello un festín, el mejor de mi vida, me emociono y termino armando historias, pero no habrá lágrimas, hoy no.
El espíritu de agota, el cerebro no piensa, es solo este corazón. Armo historias surrealistas. Miro la luna, su luz que pareciera de verdad pertencerle, esa que se escurre anunciando su cercanía, sus ganas de ser vista de ser des-dibujada, la luz entra por una esquina engañosa de mi ventana, mis manos crean sombras , una y otra vez estoy anonada con tal belleza, ahora debo dormirme entre esas sombras de luna, debo dejar que este cuerpo necio y bobo descanse, me duermo, me duermo entre sobras de luna y lo sé, sí, no dejaré de soñar...
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