martes

280808

Y media hora de indecisión me hizo terminar en la Octavio Paz, bullicio, bullicio! Quería el Ulises, no, quería el Balún-Canán, si, quería Dulce Compañía, no, quería el Poemario de Borges, no, quería Llamadas telefónicas, no, quería Las aventuras de Max y su ojo submarino, sí, quería Fausto, no, una temporada en el Infierno, no, etc, etc.
En resolución; ““la economía, mi economía, no me dejo para todos lo que quería””

Y charle un rato con un fulano, y me tomé una copa de vino, y choque con no se cuanta gente, y me forme en la sección para niños, y me acorde de otro título, y aparte mi lugar en la fila, y me fui rapidito hacia abajo, y traía todos mis libros, y me puse a buscar con un poco de desesperación, y quite (o enpuje) a unos fulanos que no me dejaban acercarme al que buscaba, y hurgue los libros por la contraportada, y volví a quitar a otros fulanos del sitio, y me enoje por no poder pasar a mis anchas, y volví a pedir permisos para pasar, y pensé “que rayos!!, por que están paradotes todos estos fulanos”, y volví a quitar a otro fulano, y me volví para mirar lo que los fulanos miraban, y era una señora ya grande sentada en un sillón, y me sonrío con aire comprensivo, y me saludo asintiendo su cabeza, y yo respondí el saludito, y me puse a buscar mis libros, y me fui corriendo al área de niños, y me volví a incorporar a la fila, y me di cuenta de que esa señora sentada en el sillón aquel, era Elenita Poniatowska, y me quede como tonta riéndome yo solita, y pague mis cosas, y me fui a mi casita, y me puse a leer “Las aventuras de Max y su ojo submarino”….

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