viernes

un 25 de algún junio

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en el de.efe.


me encontré en el de.efe. con alguien de puebla,

de un pueblo de puebla, uno lejano y por poco desaparecido de la misma puebla

el tipo no se sentía del de.efe. pero tampoco se sentía de ese pueblo de puebla

tampoco se sentía de tepoztlán

ni con todo y la cantidad de banda buena vibra, se sentía de tepoztlán

le pregunté entonces por zipolite

pero tampoco se sentía de ese lugar

entonces no Oaxaca

ni tepoztlán

ni zipolite

ni el pueblito de puebla

ni de cuernavaca

ni la misma puebla

- tampoco del de.efe - aclaró

entonces lo miré con desdén y le pregunté

¿te sientes de México?

nada, tampoco

entonces; ¿sientes que eres del planeta mundo?

y el que miró con desdén ahora fue él.

Yo, entretanto miré fijamente el palacio de Bellas Artes

- siento que soy de las estrellas-

esa era su conclusión.


La luz del atardecer le pegaba al edificio de bellas artes

y las sombras provocadas apenas tocaban a los pocos transeúntes

hacia calor

tanto que sudaba

una gotita de mi sudor me resbaló por el cuello

se fue a meter en medio de mis senos.

Entonces pensé lo poco que importaba sentirse de las estrellas

o de puebla

o de tepoztlán

o de Oxaca

o del mundo.. .


Lo importante era lo otro

el estar.


Hacia calor

éramos los únicos mirando desde el mirador de la torre latino

yo sudaba,

mirábamos ese atardecer y no otro

y lo realmente importante era eso

estar

y casualmente

ese estar

sucedia en el de.efe.


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