“Ya terminaron los días de andar sin prisas, el tiempo tiene otros tantos estados en estos días pasados…
Sin embargo, tengo que poner sobre la mesa el regreso a la normalidad, aunque ahora mismo no esté tan segura de lo que esa palabra signifique para mí, existe un eco grande entre la normalidad y el regreso a la normalidad…
Sobre todo cuando han acontecido cosas, hallazgos, extravíos, re-encuentros, felicidades y des-encantos. Tengo un impulso respecto a la normalidad, y es uno grande de esos que llenan un estadio…
Como un grito con eco, ¡ha claro! Lo de eco ya lo escribí atrás, pero es el impulso ese del que hablo..
Uno que es hasta repetitivo y muy circular, pero en la vida “real” las repeticiones nunca son exactas…
Esto no es una película que se rebobina para atrás, la repetición y sobre todo la circularidad nunca son ridículamente exactas. Y pensar que dentro de unas horas retomo la “normalidad”…
Me da vértigo y muerdo una de mis uñas, ¿de verdad soy tan nerviosa? O soy prematuramente ingrávida para situaciones como esta en cualquiera de los dos casos estoy ansiosa de ese suceder y proceder de la normalidad”
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